Perro que canta

Hoy me desperté con el canto del perro. Sí, donde yo vivo no hay gallo, ni gallina, ni cielo azul, pero muy pronto voy a corregir eso. Por lo pronto ladró mi perro y comencé el día.

Alguien me dijo alguna vez que era de buena suerte trabajar el día de tu cumpleaños. Fui obediente muchos años, pero hoy me di el día. Me lo regalo para descansar, poner orden en casa, comer rico y recibir cariño.

Los cumpleaños son días extraños, no siento una obligación inusual de estar feliz ,porque ese es mi estado natural de ver la vida, lo que sí me entra es una gran nostalgia por el poeta que me llamaba siempre a primera hora y me declamaba las mañanitas. Mi papá era un gran cuenta cuentos y hasta que murió supe que muchos de ellos eran verdad. Grandes historias de su vida que para mí eran sonoras mentiras, pero dichas con todo el corazón. Entretenía a mis hijos de pequeños contándoles cómo había nacido y su vida llena de lujos y encantos que claro, yo no veía por ninguna parte. Yo amaba sus historias, amaba su voz y su acento español. Amo mucho a mi papá. También pienso en mi negrita, en mi mamá adorada que buscaba los regalos más exóticos para darme. A ella le fascinaban y yo solía agradecer y nunca usar. ¡Qué arrepentida estoy de eso! Una chamarra morada, un reloj de cadena, unas bombas de jabón para la tina… mamy hoy lo recuerdo y agradezco TODO.

Imposible no pensar en los padres cuando uno cumple años. El día que nací fue la primera vez que vi sus rostros y seguramente la primera vez que los escuché decirme que me querían. He sentido ese cariño toda mi vida, me ha acompañado cada despertar ,especialmente desde que ellos ya no están conmigo.

Desde pequeños les enseñé a mis hijos que al cumpleañero se le cantan las mañanitas muy temprano, se le despierta con cantos, abrazos y regalos que recibe prácticamente dormido. Este año fue diferente, rompí mi propia tradición liberando al único hijo que me queda en casa de tal tortura. Con un hijo a menos 17 grados, otro en otro continente y uno teniendo que trabajar todo el día, no podía ser tan cruel de obligarlos a madrugar por mí. Nos dimos los regalos desde anoche, mi tarjeta hermosa la recibí hoy a buena hora ( las cosas que te escriben los hijos de adultos sí superan por mucho las tarjetas del jardín de niños hechas con tanto amor e inspiración de la maestra). Así que en lugar de cánticos adormilados, hoy desperté con el reclamo perruno de Lara queriendo desayunar.

Soy muy feliz, no porque tenga todo sino porque sé trabajar para buscarlo. No porque no me falte nada sino porque valoro todo lo que tengo. No porque mi salud sea perfecta sino porque me cuido y quiero. Estoy rodeada de amor y de eso ustedes también son responsables. Por eso les escribo en este día que me lo di de asueto, porque aunque es mi onomástico el deseo es para ustedes:

Deseo que vivan la vida, entiendan lo corta y maravillosa que es. Que la disfruten aunque haya olas que nos revuelquen, pero que nos anuncian que hay un mar. Aunque hayan días de lluvia que nos hagan recordar que todo viene de ARRIBA y a pesar de que haga mucho frío porque eso nos da pretexto de dormir abrazados.

He convertido mi alegría en misión, quiero contagiar esperanza y pensamiento positivo. No lo hago para dejar el mundo mejor de lo que lo encontré porque la verdad, estaba mejor cuando yo nací en 1966 (me alegro haberlos hecho usar sus matemáticas aunque sea por curiosidad). Lo hago porque me hace feliz hacerlo, porque me da motivo y motor.

Así que para empezar ese cambio que estoy deseando en tu vida, consíguete un perro que cante y te aseguro que no habrá un solo día aburrido en tu vida.

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